En 2006 Google pagó 1.650 millones dólares por YouTube, una plataforma que acumulaba videos de aficionados y que prometía revolucionar internet. A pesar de las críticas, la compañía probó una estrategia tras otra hasta que finalmente consiguió lo que quería: en 2011, el portal más famoso será ganancia.

Aunque la compañía jamás hizo públicos los ingresos de YouTube, durante los últimos dos años sus directivos decidieron cambiar la estrategia del negocio y, luego de fidelizar a millones de usuarios, comenzaron a trenzar alianzas con productoras de contenidos audiovisuales.
Pero al salto más importante fue incluir publicidad dentro de los videos y compartir las ganancias con las propias productoras. Así fue como se disparó el número de videos oficiales en los anuncios. Incluso, ya se puede comprar una canción o un disco, luego de escucharla en YouTube. Esto sucedió con “Not Afraid”, del rapero Eminen, la prueba piloto que arrojó resultados exitosos.
Este año auguran ingresos por 400 millones de dólares. Algunos ya se frotan las manos. Sin embargo desde Google todavía no dicen una palabra.





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