Conectarse a Internet a través de redes Wi-Fi es cada vez más habitual en España. Tanto que ocho de cada diez internautas ya navegan por la red mediante puntos de acceso inalámbricos, frente al 20% restante que prefiere la clásica conexión vía cable.

Pero la popularización de la tecnología sin cables trae aparejados serios quebraderos de cabeza. Si bien los usuarios han comenzado a adoptar sistemas de cifrado WPA y WPA2 (30,4%) en detrimento de protocolos menos seguros como WEP (20,2%), casi la sexta parte de los hogares españoles declara no tener o desconocen si tienen su conexión Wi-Fi protegida de forma segura. Y la séptima parte sospecha que su red ha sufrido alguna intrusión en los últimos meses.

Al menos así lo revela la última oleada del “Estudio sobre la seguridad de las redes inalámbricas (wifi) en los hogares españoles” realizado por el Observatorio de la Seguridad de la Información del Instituto Nacional de Tecnologías de la Comunicación (INTECO).

El informe también revela que un 11,9% de los internautas “roba” el Wi-Fi de otros usuarios, tanto amigos como vecinos, para disfrutar de Internet. Aún así, la inmensa mayoría (74,1%) se conecta a través de su propio router y habitualmente también se suelen usar redes de ayuntamientos o cafeterías para tener conexión. ¿En qué porcentaje? En más de un 25% de los casos.

En cuanto a la posibilidad de interceptar el tráfico de las redes inalámbricas ajenas, tanto públicas como privadas, es mayor que para las redes propias. De hecho, un 44,8% de las personas que aprovechan las infraestructuras de terceros lo hacen en cualquier momento y en cualquier lugar, incluso para realizar operaciones económicas o intercambio de datos personales, y sin preocuparse de que la red esté protegida.





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