La Biblia lo presenta como el Árbol del Bien y del Mal, también llamado de la Ciencia o de la Sabiduría. En todo caso, el que produjo aquella manzana de la discordia entre Adán, Eva y Dios. Se supone que el Jardín del Edén, donde crecía este árbol, estaba en algún lugar a orillas del Tigris, y los habitantes de la pequeña ciudad iraquí de Qurna, aseguran que está aquí.

Se trata de un minúsculo santuario donde se conserva un pequeño árbol petrificado, protegido por un muro bajo de ladrillo en mitad de una plaza. No es la imagen que uno espera de un árbol tan famoso. Hoy resulta imposible saber de qué especie se trata.

Qurna está considerada el punto donde los grandes ríos Tigris y Éufrates se encuentran y funden sus respectivos caudales pocos kilómetros antes de desembocar en el Golfo Pérsico. Se trata de dos de los cuatro ríos del paraíso “que salieron del Jardín del Edén”, según se explica en el Génesis 2:10-14.

Aunque el santuario se asocia con la historia del Jardín del Edén, compartida por el islam, el cristianismo y el judaísmo, también entronca con los anteriores ritos y ceremonias politeístas de la región de Oriente Medio, donde los árboles eran objeto de adoración. Cuando un árbol sagrado muere, hay que plantar otra para preservar su carácter sagrado. La gente de estas tierras es capaz de viajar a otras partes del país solo para rezar junto al árbol y atar pequeños trozos verdes de tela alrededor de sus ramas como ofrenda.

Fuente: ViajarAsia.com





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