Que la pequeña Blue Ivy Carter es un bebé con suerte es algo que pocos podrían negar: la primera hija de Beyoncé y Jay-Z, a la que daban la bienvenida a principios de 2012, se ha convertido en poco tiempo en toda una celebridad en tamaño ‘mini’, a la que apenas hemos podido ver aún la carita.

El celo con el que los padres parecen estar protegiendo a la pequeña tiene mucho que ver con el revuelo mediático que ha supuesto tanto el embarazo como el alumbramiento por parte de la estrella, que parece no separarse si un segundo de su bebé desde su llegada al mundo. Un bebé muy deseado y querido -tal y como dejaba entrever el propio Jay-Z en su primera canción dedicada a la pequeña, ésta no habría sido la primera vez que la pareja intentaba sin éxito tener hijos-, y al que parecen estar colmando de todas las atenciones y regalos posibles.

Desde una cunita en forma de carroza valorada en más de 17.000 euros, hasta unas diminutas bailarinas en color oro firmadas por Marc Jacobs. Su último capricho: un portabiberones de Roberto Cavalli, que parece haberse convertido en el complemento ideal para los paseos por el parque entre mamá e hija, en color negro y con las siglas del diseñador al frente, bordadas en color oro sobre leopardo.

Fuente: hola.com





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