Entre Flotrencia y Siena se extiende una de las regiones vinícolas más hermosas y conocidas del mundo. Es la región de Chianti,  en el corazón de la Toscana, donde se elabora un aromático vino tinto, vendido en las características botellas de vidrio rodeadas por el famoso encordado de mimbre.

No es de extrañar que unos viñedos que crecen en una tierra tan hermosa produzcan un vino tan delicioso. Es más: incluso si no te gusta el vino no puedes dejar de recorrer la Ruta del Chianti por las carreteras que serpentean entre sus colinas, un camino adornado por antiguos olivos, villas toscanas y aldeas encantadoras.

La columna vertebral de esta ruta es la carretera S222, que se extiende en sentido norte-sur a lo largo de unos 70 kilómetros. Lo mejor es dedicarle un día entero y realizar con el coche cuantas paradas queramos, para fotografiar un paisaje arrebatador, perderse en el marcado de alguno de los pueblos, probar el vino de alguna pequeña bodega… Sin prisas, disfrutando de una experiencia única.

El emblema de la región es el gallo negro, que aparece en todas las botellas de Chianti Classico. Hay al menos tres paradas obligatorias en nuestra ruta. Si salimos desde Florencia, la primera es la localidad de Greve in Chianti, la capital de la zona vinícola, que cuenta con el mercado más surtido de la región. No solo encontraremos vino, sino todo tipo de productos de la tierra como quesos de cabra, pan toscano y una gran variedad de aceitunas.

Hacia el sur, después de un mar de viñedos, aparece Radda in Chianti rodeado de poderosas murallas, y ya cerca de Siena, la bella fortaleza de Castellina in Chianti, una joya medieval donde pasear, hacer compras y disfrutar de una típica comida toscana.

Fuente: EscapadasEuropa.com





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