Madonna arrasó en el Palau Sant Jordi, hasta las últimas consecuencias, a sus 20.000 invitados

Se celebrabó en Barcelona el concierto de la polémica Madonna y, como era de esperar, arrasaba como nunca antes lo había hecho. Dos horas y media de canciones y espectáculo con alguna que otra polémica.

El telonero de Madonna fue Martin Solveig. Y ella comenzaba con “Girl Gone Wild” prosigue con Revolver” y muchas canciones más que dejaban al público boquiabierto.

La estrella neoyorquina debe de haber considerado que este es el mejor momento para movimientos arriesgados, y el show del MDNA tour se asentó en su imaginario secular: alusiones sexuales non stop, guiños fashion ambiguos, escenas de sangre y fuego, y la religión como telón de fondo y clímax.

Las alusiones a la religión se manifestaron desde el inicio del show, que se produjo con 45 minutos de retraso, cuando un enorme botafumeiro se balanceó sobre el escenario. La estrella apareció del interior de un confesionario que descendió desde las alturas movido por un mecanismo hidráulico; todo ello muy natural.

A sus 54 años, Madonna se ha pasado todo el recital dando saltos, escalando, haciendo funambulismo sobre cuerdas elásticas, a rastras por el suelo o siendo sacudida por sus bailarines: el mantra ‘soy biónica, soy supersónica’ se ha escuchado de fondo mientras cantaba alguna que otra canción. Un impresionante despliegue de efectos especiales, coreografías, proyecciones y cambios de vestuario y música fueron la tónica de un espectáculo trabajado hasta el mínimo detalle, que incluyó tamborileros voladores y un exótico número con el grupo vasco ‘Kalakan’.

Fuente: todocorazon.com





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