Panasonic vuelve al mercado europeo de móviles con un terminal de gama alta, Eluga

Antes de que los móviles inteligentes recibieran este nombre, cuando eran simple y llanamente, móviles, Panasonic era uno de los fabricantes que procuraba destacar por su diseño. En 2005 dejaron de comercializar unos teléfonos cuyo signo de distinción era un diseño diferente, en concha o en barrita, pero con colores vivos. También, para entonces, destacaban por la cámara de fotos y el software incluido. Llegaron a traer de serie el primer videojuego de Sonic, la emblemática mascota de Sega.

Eluga es el llamado a la reconquista. Entre sus virtudes está el equilibrio. No hay una característica que destaque por encima de la competencia ni el modelo se publicita con una misión especial, sea musical o de conectividad a redes. Si no costase 400 euros sería una excelente opción como teléfono de gama media. Para estar dentro de la gama alta tendría que tener un procesador algo más potente que el Texas Instruments de un gigahercio y solo ocho gigas de memoria.

Queda la sensación de que la firma japonesa ha tardado en sacar el móvil al mercado y que esa demora, precisamente, se podría haber visto compensada incluyendo Android 4.0, en lugar de la versión 2.3. En todo caso durante junio se actualizará.

Eluga es sencillo por fuera, sin botón alguno. La parte trasera, curvada, permite que se tome en la mano con comodidad, pero comparte algo que pasaba en los primeros Android de Sony o Motorola, le falta algo de fluidez al pasar de una pantalla a otra o ir de aplicación en aplicación.

La cámara de fotos, en el centro de la parte superior trasera, es luminosa y da excelentes resultados en exteriores, pero se ha prescindido de un flash, aunque fuera modesto, para defenderse de noche o en lugares cerrados. Nadie pretende hacer una obra de arte con la cámara del móvil, pero sí recordar un momento. En una entrevista durante el Congreso Mundial de Móviles de Barcelona, Toshinori Hoshi, presidente de esta división de Panasonic, reiteraba que no entrarían en la guerra de los megapíxeles, que preferían sacrificar eso al diseño del aparato. Aún así cuenta con ocho megapíxeles y graba vídeo en alta definición.

La pantalla, de 4,3 pulgadas, permite controlar el brillo y contraste para adaptarse a las condiciones de luz. Eluga quiere ser un todotorreno con carrocería de turismo. Destaca por ser el aliado perfecto para usarlo sin cuidado, llevarlo a la playa o dejarlo caer sobre un vaso con líquido. Al igual que Motorola tiene su gama Defy, Eluga está pensado para ser difícilmente rallable.

Quizá con la mirada puesta en el futuro incluye el chip NFC, que sirve para comunicarse y transmitir datos por contacto. Se ha promocionado como el futuro de los pagos en el móvil, como la solución a tener que cargar con la cartera, pero, por el momento, quien mejor ha hecho un uso alternativo de esta tecnología es Sony con las smart tags, una etiquetas que se colocan en casa o en el coche, por ejemplo, y al pasar el teléfono sobre ellas cambia la forma de trabajar. Es bueno que lo incluya, pero también necesario que pronto se creen programas que sirvan para sacarlo partido.

En lo que sí se ha volcado Panasonic es en el software. Además de poder usarse como el mando a distancia del televisor, siempre que sea de la misma marca, incluye juegos y un programa que se enmarca dentro de la inquietud ecológica de la casa. el Ecomode, que ayuda a alargar la vida de la batería.

Nombre: Eluga
Precio: 400 euros
Fabricante: Panasonic
Lo mejor: Resistente al maltrato diario sin sacrificar el diseño.
Lo peor: Escasa fluidez para pasar de una aplicación a otra.

Fuente: tecnologia.elpais.com/





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