Romy Schneider a treinta años de su muerte

Repasamos la vida de Romy Schneider en el día que se cumplen 30 años de su fallecimiento en extrañas circunstancias.

Salió de su Viena (Austria) natal para dedicarse a lo que había mamado desde pequeña: la interpretación, ya que era hija de actores. Conocida por dar vida a Sissí Emperatriz en la gran pantalla a mediados de los años 50 y por su romance con Alain Delon, la pérdida traumática de un hijo cuando este solo tenía 14 años agravó su depresión continua. Todos sus fantasmas la llevaron a una extraña e inesperada muerte el 29 de mayo de 1982.

Amores que matan

Rose-Marie Albach, conocida internacionalmente por su nombre artístico, Romy Schneider, aterrizó en el aeropuerto de Orly en 1958 junto a su madre, Magda Schneider, que, como gran conocedora del negocio del cine, se encargaba de seleccionar los papeles que debía interpretar su hija y los que no.

Allí Romy conoció al hombre al que más amó en su vida y, a la vez, al que más daño le hizo. Alain Delon, el galán de la época en Francia, como buen anfitrión, acudió a recogerla, puesto que iban a rodar juntos ‘Christine’. El actor la esperaba con un enorme ramo de rosas. Ella no sabía una palabra de francés y él no se manejaba con el inglés –mucho menos con el alemán–. Pero fue un flechazo.

Durante cinco años vivieron el uno para el otro. Incluso llegaron a comprometerse ya que la madre de Romy no aprobaba la vida en pecado. En el acto del compromiso Schneider pronunció unas palabras más que significativas: «Siempre me lo juego todo, llevo las cosas hasta las últimas consecuencias. Me entrego y amo con todo mi corazón». Esa  entrega excesiva a Alain y al cine pudieron ser el principio del fin de su vida.

Delon tenía la sensación de que la relación le restaba oportunidades profesionales –hay rumores que hablan de alguna aventura homosexual–. Así que, aprovechando que ella se marchó a hacer las Américas cumpliendo el gran sueño de su vida, trabajar con Orson Welles, a su vuelta a Francia se encontró con que él no estaba. Tan solo la esperaban un ramo de flores, como cuando se conocieron, y una nota en la que le comunicaba que la dejaba.

Años después, en una entrevista a una revista alemana, Delon lamentaba no haberse casado con ella. Quizás ese matrimonio habría evitado el castigo al que se sometió durante años “el gran amor de mi vida, el primero, el más fuerte, pero lamentablemente también el más triste”, en palabras del actor.

Sus otros hombres

Tres años después de que Alain le partiera el corazón, Romy le daba el ‘sí quiero’ a Harry Meyen, un productor cinematográfico con el que tuvo un hijo, David. El matrimonio duró hasta que en junio de 1975 se divorciaron, no sin antes tener una dura batalla en los juzgados por la custodia del pequeño –ganó Romy a cambio de ceder a Meyen la mitad de su patrimonio–.

Harry no pudo soportar esta ruptura y en 1979 lo encontraron ahorcado en una habitación del castillo que poseía en Hamburgo. Durante su matrimonio, a la actriz se le conocieron varias aventuras amorosas, signo evidente de que las cosas no marchaban bien. Tras su divorcio de Harry, volvió a contraer matrimonio. Esta vez el escogido fue Daniel Basini, su secretario personal con quien, después de un aborto, tuvo una niña en 1979, Sarah, que aún hoy sigue los pasos de su madre delante de las cámaras.

Su gran tragedia

A pesar de sus dos matrimonios, lo cierto es que la estrella austriaca nunca supo encajar el golpe de que Alain Delon rompiera su idilio. Prueba de ello fueron los dos divorcios y el que entrara en una espiral de excesos marcada por el consumo de alcohol y drogas. Si bien es cierto que conoció a un joven productor, Laurent Petin, que fue su gran apoyo durante los últimos años de su vida, este no supo cómo evitar el fatal desenlace. La dependencia se acentúo con la trágica muerte de su hijo David cuando este tenía 14 años.

El niño trepaba las verjas de su casa jugando y resbaló. El resultado fue que quedó atravesado en la valla. Romy, cayó en una depresión de la que trataba escapar mediante la escritura de cartas al pequeño como si siguiese vivo.

La noche del 29 de mayo de 1982 Laurent se fue a la cama. También lo hizo un amigo de la pareja que pasaba unos días con ellos, el fotógrafo Daniel Nassoy. Habían salido a cenar a casa de unos amigos.

A la vuelta, ella se quedó en el salón escribiendo, como tantas otras veces y, a la mañana siguiente, fue este último quien se la encontró sentada en un sillón. La actriz yacía muerta de un paro cardiaco que pudo ser causado por un cóctel de alcohol y barbitúricos.

Descanso sin paz

Romy Schneider fue enterrada el 2 de junio de 1982 en el cementerio de Bossy-Sans-Avoir, una localidad situada a 50 kilómetros de su querida París –”En París soy la mujer más feliz del mundo. No existe otra ciudad como esta para vivir la vida”, dijo de esta ciudad–.

No estuvo presente Delon, que sí acudió días antes al levantamiento del cadáver. La otra gran ausente fue su madre que, tras enterarse por la radio de la noticia, tuvo que ser ingresada en un hospital austriaco víctima de un ataque de nervios.

Tras una vida llena de varapalos, tampoco pudo descansar en paz. Dos meses después su tumba fue profanada y desapareció el diario personal en el que la actriz apuntaba absolutamente todo.

Muchos aún sostienen que en ese cuadernillo se encontraban relatos muy comprometedores para aquellos que le habían suministrado las drogas durante los últimos años de su vida e, incluso, que allí podría haber pistas para esclarecer la muerte del secretario personal de Alain Delon, Stefan Markovic, asesinado en 1968.

Fuente: hoymujer.com





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