Una sección de 30 metros de la colosal Gran Muralla China se ha venido abajo esta semana. La causa no ha sido ningún terremoto, ni un atentado terrorista, y por supuesto ningún ataque por sorpresa y con varios siglos de retraso de las hordas de los guerreros  mongoles. Nada de eso, los causantes del desastre han sido un grupo de obreros que se ocupaban del saneamiento de una plaza anexa a la Muralla en la ciudad de Zhangjiakou, en la provincia de Hebei.

La noticia ha corrido como la pólvora y rápidamente se ha sabido fuera de China. Según el informe, los obreros cavaron con excesiva profundidad dañando la cimentación del muro, que ya estaba algo debilitado a causa de las copiosas lluvias de los últimos días en la región.

La muralla se desplomó con estruendo ante las atónitas miradas de los obreros y de otros vecinos de la ciudad. La sección dañada (o mejor dicho, derribada) es una de las más modernas de las que componen la Gran Muralla. Aunque el colosal monumento data del siglo VII, la sección situada en Zhangjiakou fue reconstruida hace más de 500 años, en 1484, durante la dinastía Ming.

No hay que dramatizar: la Gran Muralla ha sido constantemente reconstruida y reparada a lo largo de la historia, pero el hecho no deja de ser llamativo. La investigación para averiguar las causas del colapso y la depuración de las posibles responsabilidades sigue abierta, mientras que los escombros del milenario muro siguen sin recogerse a la espera de ver la viabilidad de su reconstrucción.

Fuente: ViajarAsia.com





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