Mafioso, ladrón, deportista, periodista, senador… El ropero interpretativo de Warren Beatty carece de muy pocos trajes. Lo mismo ocurre si vamos un paso más allá y contemplamos su habitación cinematográfica. Ha sido actor, productor, guionista, director… Tampoco es menos interesante el ala reservada a sus inquietudes políticas. Pero lo que sigue fascinando en grado superlativo hoy, cuando cumple 75 años, y lo seguirá haciendo por mucho tiempo más es la inmensa alcoba de uno de los mayores seductores que haya dado jamás Hollywood.
Si la leyenda dice que George Clooney se ha acostado con mil, con dos mil mujeres -depende de quien haga la cuenta porque no es probable que el interesado ande cambiando el número ni en su cabeza, ni añadiendo rayitas en un papel ni tampoco anotándola en ningún tipo de dispositivo electrónico-, a Warren Beatty se le atribuyen -concretamente lo hizo Peter Biskind en su libro ‘Star: How Warren Beatty seduced America’- 12.775 muescas en su revólver.
Su agenda de conquistas es interminable. Jane Fonda, Natalie Wood, Diane Keaton, Brigitte Bardot, Vivien Leigh, Cher, Joan Collins, Julie Christie, Faye Dunaway, Maria Callas, Daryl Hannah, Raquel Welch, Barbra Streisand, Isabelle Adjani, Elle McPherson, Madonna y puede que hasta la primera dama más glamourosa en la historia de Estados Unidos, Jacqueline Kennedy.
Siempre de acuerdo con el cálculo de Biskind, entre los 20 años, edad a la que habría perdido la virginidad, y los 72, los que contaba a las alturas en que el periodista escribió su libro sobre el ‘gran Casanova hollywoodiense’, Beatty habría contado con dos amantes cada tres días.
Insaciable
“No creo que pueda aguantar más tiempo […] Él no para de hacer el amor, debe ser por todas esas vitaminas que se toma. En unos pocos años estaré totalmente consumida”, exclamó en cierta ocasión Joan Collins, que sustituyó a Jane Fonda en el lecho de Beatty poco después de que la divisase mientras estaba cenando con la protagonista de ‘Barbarella’ en el restaurante La Scala de Beverly Hills. Cuando se le interpeló a la que fuera una de las componentes del reparto de ‘Dinastía’ si era verdad que practicaban sexo siete veces al día, espetó: “Puede que sea él quien lo haga, yo me limito a estar tumbada”.
Definitivamente, a esas alturas Beatty había olvidado todo rastro de la timidez con la que llegó al mundo del cine. La propia Jane Fonda llegó a pensar que era gay cuando la besó en el rodaje de ‘Parrish’. El director de la película tuvo que incentivarle. Y dio unos resultados espectaculares.
“Warren devoraba cantidades industriales de mujeres, pero lo hacía con encanto”, indicó Natalie Wood, con la que Beatty rodó ‘Esplendor en la hierba’ (Elia Kazan, 1961) y que fue pasto, inevitablemente, de su vorágine sexual. Como Diane Keaton, quien tiempo después admitía que ella “no era su tipo, pero dio la casualidad de que estaba ahí”, o Britt Ekland, una ex ‘chica Bond’ que resaltaba que para Warren era tan fácil conquistar a las mujeres como llamar al ascensor: “sabía tocar el botón para hacernos subir”.
Aunque seguramente el mejor piropo que le han lanzado procede de un hombre. “Si alguna vez tuviera la oportunidad de reencarnarme, me gustaría volver convertido en las yemas de los dedos de Warren Beatty”, sentenció Woody Allen en una más de sus impagables frases.
Este es el hombre que hoy, cuando cumple 75 años, lleva más de dos décadas junto a Annette Bening, la mujer a la que empezó a amar en ‘Bugsy’ (Barry Levinson, 1991), la estrella que por fin logró meter en cintura al hasta entonces indomable seductor. Una auténtica hazaña.
Fuente: eldiariomontanes.es





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