Con un sencillo traje rojo y un maquillaje de lo más discreto, la cantante estadounidense abrió las puertas de su casa familiar, en Nueva York, a la presentadora Oprah Winfrey. Había expectación por lo que la periodista podría sacarle a la ‘mamá Monster’ -como ella misma se autoproclama-, pero al final quien le dio el titular de la entrevista fue quien mejor la conoce, su madre Cynthia.

En su primera aparición pública, Cynthia relató a Oprah el momento en el que vio por primera vez a su hija convertida en Lady Gaga. La señora Germanotta se remonta a los años en los que su ‘monstruito’ apenas llenaba los clubs de la Gran Manzana. Se le quedó marcada una actuación: con un escueto biquini su niña se subió al escenario y prendió fuego a un chorro de laca. Algunos huyeron despavoridos del local; otros le declararon fidelidad hasta la eternidad. Y luego está la reacción de sus padres. Cynthia y su marido, Joseph, se miraron y él pensó en alto: «Creo que a nuestra hija le falta un tornillo». Pero la situación no les pillaba desprevenidos, pues, como bien indica su progenitora, Stefani «siempre ha sido una provocadora».

Pero si algo hay que no traga de su hija, una chica del Upper Side neoyorquino, jure y perjure en sus canciones. «Eres igual de efectiva sin hacer eso», le recuerda.

Todo lo que Lady Gaga tiene de inusual, lo tiene Stefani de convencional. Aunque se abstuvo de confirmar o desmentir su noviazgo con el modelo y actor Taylor Kinney, aseguró que se encuentra «muy feliz». Quizás junto a él pueda cumplir su próximo objetivo: «Quiero niños, un equipo de fútbol entero, y quiero un marido», confesó.

Esta entrevista será la última que Lady Gaga ofrezca en mucho tiempo. Ahora, dice, necesita tiempo para componer su próximo álbum y trabajar en la Fundación Born This Way, con la que trata de ayudar a niños que sufren acoso escolar, como le ocurrió a ella.

Fuente: eldiariomontanes.es





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