A una hora y media en coche de distancia al norte de Lisboa se encuentra la localidad de Nazaré, un encantador pueblo de pescadores cuya bahía en forma de media luna alberga una preciosa playa abrazada por un acantilado que la protege de los vientos del Atlántico. Un lugar delicioso para pasar un día de sol y mar y disfrutar de una sabrosa caldeirada.

Según la leyenda, el nombre del pueblo se debe a que una mañana del año 1179 unos pescadores hallaron en la arena de la playa la estatua de una pequeña Virgen de la época del último rey visigodo Don Rodrigo.

En nuestra visita a Nazaré debemos cumplir con una serie de rituales. El primero, playero: tumbarse en sus arenas doradas y darse un baño en el oleaje moderado, aunque constante a lo largo del año, de sus aguas azules. Después, cuando el apetito se ha despertado, recoger las cosas y dirigirnos a alguno de los restaurantes de la localidad a saborear el plato local por excelencia: la Caldeirada.

La Caldeirada es una sustanciosa y generosa sopa de pescado y marisco elaborada con productos frescos del mar, traídos aquí por las redes de los pescadores del pueblo. Se come acompañado de vino blanco bien frío en grandes platos para compartir al menos por dos personas.

No podemos irnos de Nazaré sin tomar el funicular y ascender a lo alto del peñón que domina la playa y el pueblo, desde donde obtenemos espectaculares vistas y podemos disfrutar de la brisa del Atlántico en la cara. Una sensación maravillosa.

Fuente: EscapadasEuropa.com





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