Siete grandes puertas custodian la entrada a la imponente fortaleza de Mehrangarh, en el estado indio de Rajasthan. En una de ellas, llamada Pol Loha, o “Puerta de Hierro”, encontramos 15 pequeñas huellas de manos femeninas: las de las esposas del maharajá antes de que ser inmoladas en su pira funeraria. Son las Huellas de Sati.

Los orígenes de esta costumbre son muy antiguos dentro de la cultura hindú. Las esposas vestían sus mejores galas para reunirse con sus maridos en el Más Ammá en un acto de devoción y fe. En 1731, tras la muerte de Maharaja Ajit Singh seis esposas y 58 concubinas encontraron la muerte en la pira funenaria, una práctica que horrorizó a los primeros colonos occidentales y fue definitivamente prohibida por los británicos en 1829.

Por si esto no fuera suficientemente terrible, la fortaleza de Meghrangarh tiene una historia particularmente sangrienta, y todo por culpa de la maldición de un ermitaño que vivía en la montaña, según cuenta la leyenda. Crímenes, venganzas, guerras y asesinatos adornan la historia de este lugar.

Eso sí, las esposas y concubinas de los marajás llevaban dentro de la fortaleza una vida opulenta y llena de lujos Todavía se pueden visitar los salones de los palacios en los que hay salas de espejos, habitaciones doradas, jardines y fuentes. Lástima que sus destinos estuvieran fatalmente vinculados al del marajá. El último caso registrado de la cruel tradición del sati se registró en Jodhpur en 1953. Hoy, por fortuna, la costumbre ha sido definitivamente erradicada.

Fuente: ViajarAsia.com





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